Post by oeslava on Nov 19, 2011 10:38:14 GMT 1
Día: martes, 15 de noviembre de 2011.
Lugar: La Asociación Hispano-Turca, Calle Orense No: 37-1C, 28020, Madrid
Ponente: Roberto Villa García, Doctor en Historia y Profesor Titular de Historia Política de la URJC
Resumen:
Fuimos unos 20 asistentes, un nutrido grupo de estudiantes extranjeras (turcas, un par de chinas, alguna española) mas un señor más bien viejuno y un par de chavales turcos y otros españoles. El moderador era un chico de Tayikistán, cuya novia también tayika se sentaba entre el público. Luego me fui enterando de que no pocos tenían alguna relación con el conferenciante, bien por ser alumnos o por compartir espacio en la URJC. Él es doctor en Historia y titular de Hª Política en dicha universidad. Jovencito.
La ponencia de Roberto fue, por resumirlo muchísimo, de índole reformista pero moderada. Señaló algunas de las carencias del sistema electoral español, y alabó alguno de sus efectos positivos tal como nació para posibilitar la Transición. Su posición personal gusta más del sistema inglés, que por cierto es más bipartidista aún, y considera que, aunque se pierden algunos votos debido al tamaño de las circunscripciones y esto provoca desequilibrios entre partidos y regiones a la hora de obtener representatividad, el perjuicio tampoco es tan grande y, en el fondo, no afecta al hecho de que hay dos únicos grandes partidos con opciones de gobierno. Eso sí, reconoce que el sistema es móvil y que un gran partido hoy podría hudirse y ceder el relevo a otro mañana.
En todo caso, no parece incómodo con el sistema, al que ve la ventaja de la estabilidad y la gobernabilidad. Puso como ejemplos de experimentos caóticos la I República y las frustraciones cruzadas en la II, así como el período intermedio. Dijo que él cambiaría la ley electoral para hacerla más justa y representativa, pero "con cuidado" para no caer en el caos. Vamos, un convencido de la necesidad de gobiernos fuertes.
Salió de él mencionar los concejos abiertos, relacionándolos con las asambleas y (al loro, esto es un comentario que me dio que pensar, como has leído en otro correo mío de hoy al que has respondido con amor de madre herido) con las comunidades de vecinos (Eva, necesito limpiar mi mente del horror que esta relación dejó establecida, por eso me he expuesto a tu fuego ideológico purificador).
No conseguí averiguar si tenía una tendencia política propia, aunque miraba con simpatía paternalista el 15M, del que decía que "básicamente" tiene razón al señalar que hay injusticias en la ley electoral y que habría que cambiarlas.
Cuando le pregunté por su opinión sobre Democracia 4.0, me demostró que no tenía ni repajolera idea, ya que se lanzó a responderme criticándolo como si se tratara de la mera sustitución de urnas y papeletas por aparatos de voto en los colegios electorales. Tuve que explicárselo desde el principio, pero optó por sostenella y no enmendalla y se negó.
De cualquier modo, y aun reconociendo que nuestras protestas tienen fundamento, describió las críticas hacia el sistema de reparto y circunscripciones como "interesadas" por parte de partidos pequeños, y de "exageradas" las acusaciones de fraude y pucherazo de Llamazares ante el estatu quo.
Llegó a osar decir que las reclamaciones del 15M son "abstractas" y, poco menos, que no sabemos plantear un modelo alternativo.
Al final acabé estallando, para disgusto de Almudena, en un discurso encendido en el que terminaba de quitarme la careta y diciendo que lo que llevamos pidiendo desde el quince de mayo es más democracia; la educación se acabó imponiendo, y cerramos el tema con cordialidad diplomática.
En fin, que por muy doctor y profesor que sea (no niego su fondo de conocimientos), demostró no saber mucho del 15M ni haberse tomado la molestia de buscar propuestas que vamos colgando por ahí. ¿Fallo de comunicación por nuestra parte o -empiezo a sospechar también esto- de interés por la suya?
La mejor frase que le escuché, y que repitió varias veces, fue: "esto es mi opinión, no ciencia". Pues eso. Pero la opinión de un doctor en Historia puede ser muy influyente, no lo olvidemos.
Y mi reflexión final: si un tipo moderado, reformista pero con orden, ilustrado, pendiente de la actualidad, y joven, apenas se ve influido o interesado, o siquiera enterado, por lo que hemos ido creando en plazas y asambleas desde hace medio año... ¿cómo coño vamos a hacerlo para conseguir la masa crítica que necesitamos?
Sabía que, saliendo de la endogamia de nuestro círculo "indignado" en el que nos amamos y escuchamos y estamos todxs convencidxs de lo que hacemos y queremos, me encontraría con un mundo grande y variado que apenas se entera de lo que hacemos salvo para llenar Madrid en manifestaciones. Que está bien, pero con eso no se construye un futuro, sólo se protesta ante el que nos están imponiendo.
Necesitamos construcción, difusión, y convicción, pero no ya entre quienes se acercan, convencidxs, a nuestro círculo, sino saliendo a buscar a quienes permanecen ignorantes del mismo, gracias entre otras cosas a la influencia mediática y la despolitización que tanto interesa a los políticos.
Lugar: La Asociación Hispano-Turca, Calle Orense No: 37-1C, 28020, Madrid
Ponente: Roberto Villa García, Doctor en Historia y Profesor Titular de Historia Política de la URJC
Resumen:
Fuimos unos 20 asistentes, un nutrido grupo de estudiantes extranjeras (turcas, un par de chinas, alguna española) mas un señor más bien viejuno y un par de chavales turcos y otros españoles. El moderador era un chico de Tayikistán, cuya novia también tayika se sentaba entre el público. Luego me fui enterando de que no pocos tenían alguna relación con el conferenciante, bien por ser alumnos o por compartir espacio en la URJC. Él es doctor en Historia y titular de Hª Política en dicha universidad. Jovencito.
La ponencia de Roberto fue, por resumirlo muchísimo, de índole reformista pero moderada. Señaló algunas de las carencias del sistema electoral español, y alabó alguno de sus efectos positivos tal como nació para posibilitar la Transición. Su posición personal gusta más del sistema inglés, que por cierto es más bipartidista aún, y considera que, aunque se pierden algunos votos debido al tamaño de las circunscripciones y esto provoca desequilibrios entre partidos y regiones a la hora de obtener representatividad, el perjuicio tampoco es tan grande y, en el fondo, no afecta al hecho de que hay dos únicos grandes partidos con opciones de gobierno. Eso sí, reconoce que el sistema es móvil y que un gran partido hoy podría hudirse y ceder el relevo a otro mañana.
En todo caso, no parece incómodo con el sistema, al que ve la ventaja de la estabilidad y la gobernabilidad. Puso como ejemplos de experimentos caóticos la I República y las frustraciones cruzadas en la II, así como el período intermedio. Dijo que él cambiaría la ley electoral para hacerla más justa y representativa, pero "con cuidado" para no caer en el caos. Vamos, un convencido de la necesidad de gobiernos fuertes.
Salió de él mencionar los concejos abiertos, relacionándolos con las asambleas y (al loro, esto es un comentario que me dio que pensar, como has leído en otro correo mío de hoy al que has respondido con amor de madre herido) con las comunidades de vecinos (Eva, necesito limpiar mi mente del horror que esta relación dejó establecida, por eso me he expuesto a tu fuego ideológico purificador).
No conseguí averiguar si tenía una tendencia política propia, aunque miraba con simpatía paternalista el 15M, del que decía que "básicamente" tiene razón al señalar que hay injusticias en la ley electoral y que habría que cambiarlas.
Cuando le pregunté por su opinión sobre Democracia 4.0, me demostró que no tenía ni repajolera idea, ya que se lanzó a responderme criticándolo como si se tratara de la mera sustitución de urnas y papeletas por aparatos de voto en los colegios electorales. Tuve que explicárselo desde el principio, pero optó por sostenella y no enmendalla y se negó.
De cualquier modo, y aun reconociendo que nuestras protestas tienen fundamento, describió las críticas hacia el sistema de reparto y circunscripciones como "interesadas" por parte de partidos pequeños, y de "exageradas" las acusaciones de fraude y pucherazo de Llamazares ante el estatu quo.
Llegó a osar decir que las reclamaciones del 15M son "abstractas" y, poco menos, que no sabemos plantear un modelo alternativo.
Al final acabé estallando, para disgusto de Almudena, en un discurso encendido en el que terminaba de quitarme la careta y diciendo que lo que llevamos pidiendo desde el quince de mayo es más democracia; la educación se acabó imponiendo, y cerramos el tema con cordialidad diplomática.
En fin, que por muy doctor y profesor que sea (no niego su fondo de conocimientos), demostró no saber mucho del 15M ni haberse tomado la molestia de buscar propuestas que vamos colgando por ahí. ¿Fallo de comunicación por nuestra parte o -empiezo a sospechar también esto- de interés por la suya?
La mejor frase que le escuché, y que repitió varias veces, fue: "esto es mi opinión, no ciencia". Pues eso. Pero la opinión de un doctor en Historia puede ser muy influyente, no lo olvidemos.
Y mi reflexión final: si un tipo moderado, reformista pero con orden, ilustrado, pendiente de la actualidad, y joven, apenas se ve influido o interesado, o siquiera enterado, por lo que hemos ido creando en plazas y asambleas desde hace medio año... ¿cómo coño vamos a hacerlo para conseguir la masa crítica que necesitamos?
Sabía que, saliendo de la endogamia de nuestro círculo "indignado" en el que nos amamos y escuchamos y estamos todxs convencidxs de lo que hacemos y queremos, me encontraría con un mundo grande y variado que apenas se entera de lo que hacemos salvo para llenar Madrid en manifestaciones. Que está bien, pero con eso no se construye un futuro, sólo se protesta ante el que nos están imponiendo.
Necesitamos construcción, difusión, y convicción, pero no ya entre quienes se acercan, convencidxs, a nuestro círculo, sino saliendo a buscar a quienes permanecen ignorantes del mismo, gracias entre otras cosas a la influencia mediática y la despolitización que tanto interesa a los políticos.